Erase una vez un anciano cano, débil y enfermizo. Era conocido como Felicio el anciano de la calle. Un día Felicio fue al zoo acompañado de su nieto, naturalmente, y vio un león, el león miraba a Felicio y Felicio miraba al león que le devolvía la mirada tierna y enternecedora. Felicio le propuso a su nieto Rami, de origen turco, que diesen un golpe esa noche para sacarlo de la jaula, en la que le privaban de su libertad. Felicio se informó y descubrió que ese león tenía ya trece años y que era un rugido negro, una especie en peligro de extinción. La noche del día 6 de diciembre, Felicio salió de su casa con una palanca y Rami con una pistola de juguete, que por lo menos atemorizaba. Entraron al zoo deslizándose por los barrotes ya que al estar tan delgados podían pasar sin ninguna dificultad, trataron fervorosamente de forzar la cerradura que se resistía a las fuerzas del anciano y del chaval, que a sus nueve años no estaba muy desarrollado. Se volvieron a colar en el zoo quitando al guarda las llaves, claro está, mientras se echaba la siesta. Decidieron coger la palanca que Felicio había dejado apoyada en la pared que seguro que le haría más fácil el trabajo. Liberaron al león que con un rugido le agradeció su comprensión y ternura.
7 AÑOS DESPUÉS...
Felicio se encontraba en su lecho de muerte y pidió a sus hijos que le dejasen llevar consigo a su nieto Rami, pues con 16 años podría marchar con él a Angola. Así fue y al día siguiente se embarcaban al ferri a Angola. En Angola residieron en un hotel, hasta que una mañana el anciano llevó a su nieto a la selva. En la selva lo atacaron unos bandidos que pronto se vieron interrumpidos por el rugido de un león temerario que se acercaba peligrosamente. El león atacó a un bandido mordiéndole en el brazo y produciendo un desgarro de gran dimensión, los demás huyeron despavoridos y el anciano al mirar a los ojos al león que lo había salvado se dio cuenta de que era el mismo al que dio libertad 7 años antes.
De pronto, Felicio se sintió desfallecer y comprendió que se moría. En unos minutos el anciano estaba muerto, el león al ver que quién le había dado la libertad había fallecido, comprendió que él ya tenía 19 años y eso es mucho para un león, se tumbó a su lado y se dejó llevar por la edad. Rami volvió poco después a Bélgica, su país natal, y dio a su abuelo un entierro digno. Hoy en día no son pocos los abuelos que cuentan esta historia a sus nietos.
Yassin Al Haffar Bouzid
¡Estupendo Yassin! Sigue así.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS.YASSIN
ResponderEliminarMuy bonito el cuento..
ResponderEliminarLUCÍA LÓPEZ PÉREZ 5B
GRACIAS. YASSIN
ResponderEliminarSi, el cuento es muy bonito.
ResponderEliminarMARTA MARTÍN FERNÁNDEZ 5ºB
El cuento es muy bonito,como se te ocurren estas historias?
ResponderEliminarCristina
Sabiendo y pensando que siempre tendré vuestro apoyo no me cuesta nada.YASSIN
ResponderEliminarEres estupendo escribiendo cuentos te lo aseguro.
ResponderEliminarLOURDES MANTERO BRAVO.
Interesante, Yasin, esperamos otra historia y los versos de tu abuela (A.ar) Salam Alsikum
ResponderEliminarInteresante, Yasin, esperamos otra historia y los versos de tu abuela (A.ar) Salam Alsikum
ResponderEliminarMuy bonito e interesante de leer. La verdad es que me ha encantado el cuento. Sigue así, llegarás super lejos. Aída.
ResponderEliminarMuchas gracias Aída. TU SÍ QUE LLEGARÁS LEJOS.YASSIN
ResponderEliminarque paso pendejo me encanto aunque no lo lei
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